martes, 17 de mayo de 2011

El estaba allí,sentado junto a quince personas más.Sin embargo el era único entre tantos.
Treinta minutos antes me había llamado para quedar en una estación de trenes situada a las afueras de la ciudad,yo no entendía mucho el porque quedar ahí,llegué a pensar que se iba a marchar ya que meses antes me lo había dicho,pero yo no le dí mucha importancia.
Llegué todo lo antes posible ya que el de verdad me importaba.Una vez allí el me cogio de la mano y me sentó junto a el en un banco que había justo enfrente de las vías del tren.
Cada veinte minutos salía uno,pero yo seguía sin entender que hacíamos ahí.Yo tenía miedo de que el se marchara,así que no le pregunte nada.
Cuando ya había pasado dos horas me explico que en la vida pasan muchos trenes y de tantos el solo quería viajar en el que iba yo,que no le importaba lo que dijeran,ni tampoco lo que pensaran.
El estaba convencido de que solo yo ocuparía un lugar en su corazón, en ese momento no pude contenerme e involuntariamente comencé a llorar.
El intento consolarme y no sabía como,tenía guardado en el bolsillo del pantalón un anillo pero no se decidía a dármelo.
Al final me lo dio y me pidió que nunca me separara de el.
Tan solo teníamos dieciséis años,tres meses después me quede embarazada,el tubo un accidente a la vuelta del trabajo.
Yo no sabía que estaba embarazada y no quise romper la promesa que aquel día le hice"NUNCA ME SEPARARÍA DE EL" y así fue,al día de hoy nuestras cenizas están en Francia. 

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